LA LEYENDA DEL AVIADOR DE PLAZA DE FERIAS

Se hacía llamar Míster Wilson, nadie supo si era Alemán o Norteamericano; muchos bebedores compartieron los recuerdos de Wilson como Piloto de combate en la Segunda Guerra Mundial. Los chiquillos de la época le vendían cangrejos que atrapaban en las aguas cristalinas de la quebrada de las «Cruces», que él mandaba a tostar en las brasas para comerlos acompañados a sorbos de guarapo, tan «cerrero» como la «patada de un burro». Míster Wilson era amable para entablar conversaciones, de eso es testigo don Rodolfo Rivera, que en varias oportunidades entrevistó al Aviador de manera sobria.

Año tras año míster Wilson ahogaba sus penas en la bebida espirituosa de «Misía Paulina», al frente del muro de piedra de la Plaza de Ferias; recordando con sus amigos la nostalgia de los bombardeos de las ciudades Españolas en la guerra civil y fruncía la frente, recordando los niños indefensos sacrificados en el combate aéreo.

Míster Wilson fue ejemplo de conciencia a su paso por el Carmen del Chucurí, donde sorteo la estupidez de lidiar con extremistas políticos de esos tiempos, que un día le propinaron una garrotera por no saber el color de la peinilla que lo identificaba roja o azul como era costumbre, razón que lo hizo desplazar a San Vicente de Chucurí.

Míster Wilson fue varias veces visitado por sus hijos y aunque a éste no le faltaba nada, un día resolvieron llevárselo a vivir con ellos. Este piloto durante muchos años vivió en este remanso de paz compartiendo la bebida y la comida con sus….


Extraído del Libro «El fatídico 27 y el Cabo Florido»
Hechos de la violencia de 1946 en el Chucurí.
Autor: Marcial Orduz Dulcey.

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